
Ayer recordé que había olvidado algo. Era un recuerdo escurridizo, del que sólo podía ver una sombra esquiva. Por qué se empeñan mis recuerdos en ir a la tierra de los olvidos? La memoria, el olvido, los sueños... la imaginación. Me fascina perderme en teorías delirantes de cómo es que funcionan. Tanto es así que dudo me gustaría saber la realidad acerca de ellos; de seguro es mundana, fría y nada asombrosa.
De algo de lo que estoy completamente convencida es que los recuerdos quedan latentes, todos ellos, en algún rincón de nuestra cabeza, y que sólo hace falta un disparador mínimo: un olor, una cara, un acorde, un timbre de voz... y esos recuerdos reflotan en una ola enorme con los mil colores y formas. Supe de un viejo muy enfermo, con ñañas por todos lados; y Alzheimer. El viejo olvidaba tanto que los dolores e impedimentos que tenía en el momento eran olvidados por su cabeza, de modo que no los sufría. Sin embargo, cuándo uno le preguntaba qué había hecho durante el día, narraba con todo lujo de detalles un crucero por el mediterráneo que había tomado hacía 30 años, o cómo había jugado al tenis y había conocido a una mujer que lo volvió loco.
Me pregunto si ese mismo viejo sin el "amigo alemán" recordaría de la misma forma el crucero. Es extraño cómo quedaron esos recuerdos en su cabeza y salieron a flote con tanto lujo de detalle porque algún químico en su cabeza empezó a funcionar de una axtraña forma. Es evidente que esos recuerdos esperaban en silencio para salir algún día.
Y hay toda clase de memorias y olvidos. Unos interesantes son los que uno usa como Sirena en la obra de Casona. Ella es un personaje que altera en su cabeza pequeñas memorias para disfrazar todo su pasado de irrealidad. Hay cosas que uno necesita tapar y llevar al olvido, para poder vivir tranquilo. Y a veces uno crea memorias y las decora con construcciones falsas para hacerlas menos dolorosas.
 | Más aún, están también los olvidos y memorias sociales, de un pueblo que los usa para poder seguir. También está el manejo de ellos, por los medios y políticos; que les dan el inmenso poder que tienen.
Por otro lado, también está la memoria que nos refuerza el amor por alguien, o el olvido benévolo de un perdón sincero. Hay memorias de todos los colores, espesores, estructuras, naturalezas, orgánicos y de artificio, hechos de fantasías, amores y odios, proyectos y objetivos. Sí, a pesar de que estos últimos miran hacia el futuro, uno necesita soltarse de pedazos de pasado o apoyarse en ellos para seguir adelante. |
Una cabeza capaz de recordar y olvidar por igual, en equilibrio, es una cabeza sana. Envenenarse en memorias o disociarse del pasado de uno (y en definitiva, lo que uno es) son dos muy malas opcciones desde mi punto de vista. Quizás sea una buena forma de empezar: la memoria y el olvido. Hacer retrospección objetiva y conocerse, saberse como uno es. Identificar los pedacitos envenenados y dejarlos ir, depurarlos. No creo sea una solución mágica ni mucho menos, pero debe ayudar bastante.