domingo, 4 de noviembre de 2007

Sr. M. O. M.

Pequeños mares profundos, mares con barquitos a la deriva, a algún puerto mágico y perdido. Mares de azul profundo, de azul terciopelo, de azul botella que flota en un suave vaivén como arca segura para mensajes sin destinatario concreto.

Alguien que conocí en San Telmo, una noche de verano de risas y aventuras casi infantiles. Alguien que es amigo a la distancia, amigo por correo de tintas que no se corren, pero que se pierden entre cables y monitores. Me regaló un mar azul, y ni siquiera sabe qué hago. Le regalo algún silencio privado en mi cabeza mientras miro por la ventana de un bar. Ni siquiera sé a qué dedica su tiempo. No importa. Las palabras van y vienen, como mareas lejanas e interiores que suben y bajan, una vez cada tanto.

Tengo un amigo que me embotella palabras hermosas, y me trata de Señora. Un caballero, amigo sin territorios.



Mar ajeno, mar propio, mar regalado. XUL

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin dudas es el mas libertino de los elementos,iposible domesticarlo marcale rumbos o escribir su destino es EL solo EL y nosotros aca de este lado.Que bello ES. P.D:LINDAS PALALABRAS Y LINDO MAR.

bensonita dijo...

Qué regocijante leerlo una vez más. Impredecible siempre, necesariamente locuaz y encantadoramente misterioso.