viernes, 22 de febrero de 2013

El sol fue derrocado

Hoy es el día. Me desperté e instintivamente miré hacia la ventana. El mismo blanco grisáceo la tapaba como una cortina homogénea. Me levanté sin apuro, arrastrando mis pies hasta la cocina. "Tengo que poner cortinas"pensé, mientras sentía una extraña presencia que me miraba. Con mi café en mano me dirigí al otro cuarto, para empezar a trabajar desde temprano. La ventana más grande de la casa. Me quedé mirando un rato, viendo como esa niebla granulada se movía, para luego revolcarse casi furiosa, y después unos pocos copitos ingrávidos que parecían estar jugando inocentemente a la mancha. Y sin embargo yo lo supe. Detrás de toda esa blancura, sabía que estaba ahí acechando, esperando. Como un cazador, esperaba paciente a que yo saliera. Ya todo lo había invadido, el suelo, el aire, y el cielo. Todo tomaba su tiñe de blanco triste, y aguardaba a que yo saliera, para quemarme de frío la cara, para que sus mil garras entraran por mis ojos, por mi nariz, que me torture los oídos desprotegidos y me haga correr buscando asilo nuevamente. Soy una prisionaera, miro a través de la ventana y sé que no puedo salir. El frío me espera del otro lado, me amenaza a través del vidrio que se empaña de a poco. Y a veces hasta intenta seducirme; ese truco sí que nunca le va a funcionar. Hace demasiados días que el sol no aparece, lo tienen prisionero a él también. Ni siquiera a los cuervos veo en la calle. Sólo algunas aves de invierno y alguna que otra ardillita que me suele alegrar un poco el día. Ah, y traten de decir "ardillita" en Alemán. I double dare you.

En fin, el sol fue derrocado y su imperio invadido, el blanco triste despliega sus tropas sobre toda superficie, y manda su peste en semillas que montan el viento. El pueblo inquieto parece traicionar el mandato del sol, pero yo no. Yo te soy fiel, Sol, mi señor. Yo me interno en el cuartel general enmarañando tácticas y murmurando bajo condenas al frío. Sé que volverá triunfante, Señor, y voy a ser la primera y más alegre de sus súbditos, en salir a festejarle. Viva el Señor Sol!


viernes, 1 de febrero de 2013

será será será

Será que me alcanzó la lluvia en este rincón helado. Será que como el agua afuera, mis pensamientos se descongelan y empiezan a gotear. Será que el fernet tiene gusto a quinta y la radio suena como la que ponía mamá cuando nos traía del colegio, con esas calles todas mojadas con aromas de todos los colores. Será que ya pasó bastante, y sigo siendo una extraña entidad de caos en esta red articulada en cuadrículas organizadas y funcionales. Sea por lo que sea, las añoranzas parecen querer entrar, como las gotas que golpean incesantes la ventana, rogando cobijo.

Será porque caigo de nuevo en las noches insomnes, aunque ahora empiezan tan temprano como los días; y las distancias temporales se agudizan. Será que los álbumes de fotos son malas compañías en la lejanía. Será un agujero que dejó un "boludo" y un "hola Loreeeenzo". Serán tantas cosas que hoy las siento tan pesadas como las contracturas en mi espalda. Las añoranzas y melancolías de noches que no terminan de ser tibias, o los fantasmas del miedo y los cambios que vienen cabalgando para establecer un nuevo régimen. Será que no me logro llevar con este idioma de los mil demonios. Será que los días se deslizan con el hielo y no logro hablar con nadie. Será que necesito acurrucarme en casa mirando algún programa de leyes y órdenes con mi hermana. Como sea será que estar en este ser ahora requiere urgentemente la locación exacta del botón de pánico. Porque todo cambia y se apura, porque todo sigue y fluye. Y yo paso de vereda en vereda esperando que sea mi turno de subirme al tren que me lleve a destino. A cualquier destino, con tal que tenga un sentido y una dirección, un vector con trazo firme que apunte a un solo lugar. Quizás el camino más sensato ante los ojos eruditos, puede no ser el más indicado para este caos ruloso. Y empezar de cero es una de las cosas más difíciles que hay. Y decidirse también. O más bien, decidirse a perder la opción que no se toma. Sip, quiero no decidir, quiero no tener que dejar algo. Porque lo que dejo es una YO que fuí, y que acá no la encuentro. Era tan linda mi yo, porque las personas que la rodeaban la hacían. La yo de ahora es amorfa, todavía es una masa cruda que no encuentra molde. Habrá que seguir amasando...

En fin, me voy a dibujar algo para agregarlo a estas palabritas.
Me leíste, te quiero :)