jueves, 10 de enero de 2008

Hay música

Hay música que se hace escuchar con la memoria. Hay música impertinente que te obliga a dejar de hacer cualquier otra cosa que ocupe tus minutos, y te retumba en los tambores interiores despertando la atención, acaparándola. Como la musa y el vino, viene de noche arrastrada por un subconsciente traidor. A veces es masoquista, a veces románticamente kamikaze y a veces triste. Claro que a veces te hace bailar sola, pero eso no se dice; queda en una libertad encerrada por paredes tan atentas como silenciosas. No voy a aclarar el color de esta noche, porque quién sabe quién pueda espiarme. Sólo te cuento que suena de fondo un grito casi susurrado, y que no parece lo que es.

" Y por fin he encontrado el camino
que ha de guiar mis pasos,
y esta noche me espera el amor
en tus labios.
De cada mirada, por dios,
ardía el recuerdo en mi interior,
pero ya he desechado
por siempre la fruta podrida
."
Se pone caprichosa la música si se la deja, y atrae a todo tipo de musas como abejas en colmenas de miel.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no sé distinguir
entre besos y raíces
no sé distinguir
lo complicado de lo simple

eras verano y mil tormentas,
y yo el león que sonríe a las paredes
que he vuelto a pintar
del mismo color

no sé distinguir
entre besos y raíces
no sé distinguir
lo complicado de lo simple

y ahora estás en mi lista
de promesas a olvidar
todo arde si le aplicas
la chispa adecuada